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772 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCfA sería más útil a la vida espiritual de los vecinos el que estuvieran allí los frai– les en un convento. E l 31 de enero de 1732, el P. Carlos de Santa Cruz, Custodio General, tomó posesión de los terrenos ofrecidos para convento, iglesia, huerta, así como la casa destinada a residencia mientras se construía el convento y la iglesia. El 22 de marzo de 1732, se puso la primera piedra del futuro convento, cosa que hizo el Provincial, P. Felipe de Calahorra, dedicándose la iglesia a san Joaquín. E l 23 de marzo de 1732, los vecinos del otro pueblo colindante, Naval– moral de Toledo, pidieron a los capuchinos que tomaran parte de sus pro– piedades pa ra la fundación, para ser partícipes de los bienes espirituales del nuevo convento. A los dos mil ducados del Marqués de Malpica, que había donado para la fundación, se agregó lo que una terciaria,Magdalena del Río, dejó en 1735, que fueron casi la totalidad de sus bienes. Poco después, otros bienhechores, José Cebrián y su mujer, entregaron cincuenta mil reales de vellón, y en 1749, dieron otros cincuenta mil con el mismo destino. Otra bienhechora, llamada "La Talave rana", dejó en 1743 doscientos ducados más, para la edificación del convento e iglesia. El 24 de octubre de 1749, ya se había colocado en Santísimo en la igle– sia (no sabemos cuándo se te rminaron las obras). También en esta fecha, se nombró gua rd ián para el convento, sustituyendo al antiguo presidente de la an1igua residencia, dejando las Ordenaciones especiales redactadas por el Provi n ·ia l para lodos los hospicios. l: slc conv<.:nl o fue.como casi todos los de la Provincia de Castilla, un cen- 1 ro d • aposlo lado. sobre todo en las famosas misiones populares. Misione– ros famo ·os de Navalmoral, en torno a 1765, fueron el P. Joaquín de Lubián y el P. Francisco de Peñarrubia. En 1772, como este convento no tenía agua los superiores hicieron una obra para traerla de otro sitio. En 1774 la obra ya estaba tenninada, habiendo costado cuarenta y ocho mil reales de vellón. E n 1809, el convento contaba con 11 frailes ( 412 contaba, en total, toda la Provincia de la E ncarnación de las dos Castillas). Durante la invasión francesa, este convento no sufrió demasiados des– perfectos. El 25 de octubre y el 30 de noviembre de 1813, el intendente deTo– ledo informaba que estaba habitable. Sin embargo, al exigir la entrega, tras al– gún año de exclaustración forzosa a causa de la Guerra de la Independencia, se negó, teniendo que acudir el P. Procurador de la Provincia a la Regencia; era el 5 de febrero de 1814. Enseguida se mandó al guardián, el P. Higinio de Rioseco, con su comunidad para que hiciese las oportunas reparaciones. Tras e l decre to exclaustrador del 1 de octubre de 1830, fu · ron II Na– va lmora l los frailes de Esqu ivias y Cubas, para no ser ccrrotln vi, ¡111 rnmo

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