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762 JESÚS-LUCAS RO DRIGUEZ GARCÍA Pero nada se ruzo hasta 1672, en que la Duquesa del Infantado, doña Ca– talina Gómez de Sandoval y Mendoza, volvió a interesarse por la fundación. El Concejo estuvo también de acuerdo. Entre el 8 y el 21 de noviembre del mjsmo año, se hace la escritura en la que se ponen las condiciones entre los superiores de Castilla, la Duquesa del Infantado y los vecinos. El Provincial era por aquellos tiempos el P. Martín de Torrecilla. El convento y la iglesia tendrían por titular a san Nicolás de Bari. Se cons– truirían en la ermita de Nuestra Señora de Castejón, extramuros de la villa. La Provincia se comprometía a ceder a la Duquesa el patronato con to– dos los derechos anejos y que el número de religiosos conventuales estuviera entre 18 y 20. El permjso del Consejo de Castilla no se dio fáci lmen te. Lo denegaron e l 25 de agosto de 1677, alegando que dicha fundación no era necesaria. Pero la Duquesa no se desanimó y acudió de nuevo al Consejo mostrándole las necesidades espirituales de Jadraque puesto que no había convento al– guno cerca y además ella se comprometía a dar a los religiosos lo que ne– cesitasen. Tras lograrse la licencia del Rey y del Consejo, el 16 de octubre de 1678, y del Obispo de Sigüenza, el P. Pedro de Guadíx toma posesión el 6 de no– viembre de 1678. La iglesia y convento fueron pobres en la construcción. Tuvieron imá– genes de san Francisco y de san Félix de Cantalicio. Entre las pinturas que allí hubo existió una de Zurbarán. La sacristía tuvo una bella imagen de Cristo Crucificado. Los religiosos tenían que ir todos los sábados a la ermita a cantar una Salve y las Letanías ante la imagen de la Virgen. En 1808 los sucesores de la Duquesa seguían atendiendo las necesidades de los capuchinos de Jadraque, aunque en 1681 se había pedido un aumento en la ayuda. Aún hoy se ven las paredes derruidas de la huerta de Jadraque (como en Villarrubia, Villanueva, Navalmoral, El Pardo y Toro; estas dos últimas en buen estado de conservación). E l convento, ya sin frai les, se convirtió en una fonda o parador y una parte de la iglesia que no se derribó, en un parador. Pero retrotraigámonos en el tiempo y nos encontra remos con Jadraque como una de las fábricas de sayal de la Provincia, tras dejarse la de Toledo en 1662. Continuará en Jadraque hasta 1706, año en que se puso en el con– vento de La Paciencia. Además de muchos hechos de vida, sueltos, escondidos, los documentos antiguos nos refieren la visita del P. Miguel Ángel de Ragusa, General de los capuchinos, que pasaba por Alcalá de Henares el segundo semestre de 1715. Allí invi tó a ir a los religiosos de Jadraque ya que esta Villa estaba cerca.

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