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886 JESlJS-1 lJCAS RODRf ;u1,1, ( :ARC'IA E l fundador designó para monasterio su casa principal y otras dos con– tiguas. Posteriormente esta comunidad de capuchinas compró otras casas co– lindantes, poseyendo así toda la manzana. En el año 1764, e l Obispo de la Diócesis, D. Juan Francisco Manrique, construyó dieciséis celdas y dormitorios de verano. También costeó dorar el retablo del altar mayor. Su sucesor,Mons. José González Laso, construyó la parte occidental del convento, fuertes muros, hizo la cocina y refectorio más amplios, una gran sala de labor, etc. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, los franceses dedicaron el convento para cuartel y la parte baja del mismo para caballerizas, deján– do lo todo destrozado. Debido a esta guerra, las religiosas se vieron obliga– das a dejar el convento varias veces, refugiándose en los pueblos de Villar y Cabezabellosa, y las más ancianas e impedidas en casas de bienhechores de la ciudad. Volvieron definitivamente al convento el 24 de marzo de 1810. E l Chantre de la iglesia catedral, D. Francisco Molano, dio a la comuni– dad una cuantiosa limosna y muchos muebles con lo que pudieron rehabi– litar lo más necesario. Ante el decreto de exclaustración del 8 de ma rzo de 1836, por el que se suprimen los conventos que no cuenten con un mínimo de veinte religiosas, las hermanas que eran solamente once, solicitan a la Reina Gobernadora, por medio de un bienhechor de la comunidad, diputado en Cortes, D. Joaquín Rodríguez, les sea concedido permanecer en clausura; para ello tuvieron que renunciar a toda ayuda económica de parte del Estado. E n el año 1838, ante el decreto del 8 de junio, sobre el mejoramiento de cárceles, y teniendo fundados temores de que el convento sea destinado a este fin, nuevamente acuden a la Reina Gobernadora, solicitando sea res– petado el convento. Reciben respuesta de la Reina, concediéndoles lo que han suplicado. E n 1883, D. Pedro Casas y Souto, Obispo de Plasencia, costeó la edifi– cación de seis celdas nuevas, así como el entarimado del claustro y coro bajo. E ntre los años 1963 y 1970, se restauró la iglesia, picando todas las pa– redes y revistiéndolas de cal; también se reformó el presbiterio colocando un altar de piedra para celebrar de cara al pueblo según las normas del Con– cilio Vaticano II. Se amplió la reja del coro alto.para facilitar la participación en las celebraciones litúrgicas. El 25 de mayo de 1971, el obispo de la diócesis, D. Juan Pedro Zarrán y Pueyo, consagró el nuevo altar, concelebrando la E ucaristía con numerosos sacerdotes, depositando al final el Santísimo Sacramento en el sagrario de plata, que anteriormente sólo se sacaba del convento el día de Jueves Santo. También durante estos años se hicie ron dos terrazas y varias reformas para mejorar el edificio. Entre los años 1982 y 2000, con asesoramiento del P Vicente Ara y la ayuda del "fondo" que él administra, junto con la ayuda ele otros hicnhc-

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