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878 JI \l l!'> 1 l l("/\'i ROl) Rl( :t JF/ C,/\ R( 1/\ Aunque entraron los franceses en t809 y ocasionaron a lgunos despe r– fectos, no lo destruyeron pero tuvieron que salir las re ligiosas. La única q ue no pudo salir a tiempo fue sor Martina Ayuso, que soltando el manto y ha– ciendo eses por e l convento consiguió escapar y esconde rse e n los desagües. Después de tres días la encontraron con vida, rebosando de a legría. A fines del siglo XIX entraron sor Do lores de Ani tua y después su sobrina Mª Pe tra Lapaza de Martiartu, cuya familia, a l no que re r recibir las monjas la herencia de Mª Pe tra, su hermano decidió q ue toda ella debía emplearse en e l arreglo de l monaste rio, poniendo e l sue lo de la iglesia, capilla, enfe r– mería, etc. de madera, pues e l ladrillo del que estaba pavimentado todo el convento era muy frío. A fines del siglo xx ya se ha conseguido pone r terrazo a casi todo é l, lo que facilitó la limpieza, dando a la casa un aspecto claro, ale– gre y fu nciona l. Otra de las obras fue la hospede ría, que estaba en ma las condiciones, pues e l tiempo no pasa en balde. Actualmente se utilizan para acogida de grupos que realizan retiros, ejercicios y encuentros de oración. Por la am– plitud del monasterio y capacidad, ya hace algunos años que se efectúan aquí los cursillos federales. Las fundadoras de l convento que vinie ron de Toledo fueron estas cua– tro monjas: Agustina Ma rgarita Carrasco, Cándida Mª López, Mª Paula Flo res y Josefa de las Fraguas. Actualmente la comunidad se compo ne de t3 hermanas: 7 españolas. 5 mejicanas y 1 india. Esta comunidad de monjas ca puchinas, como todas las demás, siempre han tenido buena re lación con los capuchinos que les han apoyado en la formación, retiros, ejercicios espirituales y siempre han sido sus confeso– res. A este monasterio de Nava de l Rey le han ayudado mucho los he r– manos capuchinos de la Provincia de Castilla y los de la Provincia de a– varra. Se injció e l trabajo monástico haciendo jerséis de punto, bordados y con– fecciones. Pero ese trabajo no e ra funcional y se empezó la actividad mon– tando w1 obrador amplio, en e l que se e laboran dulces durante e l año. En especial tienen buen éxito los turrones y mazapanes de Navidad. Desde la fundación había hermanos donados. En e l año 1945 la madre de una re ligiosa era la encargada de pedir limosna hasta e l año 1960. Tam– bién durante a lgunos años se dedicaron algunas pe rsonas generosas a re– colectar para la comunidad cuando tenían tanta necesidad. En el recuerdo, por sus virtudes, sobresalió Sor María Gema de F uente– saúco; no hace muchos años que falleció. Este monaste rio pe rtenece a la Federación de la Santísima Trinidad desde el año 1955. Tuvo en un tiempo como mad re presidenta a una monja de esta comunidad: La Madre Ana María Amariza Bilbao;estuvo en e l cargo doce años.

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