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842 11,M JS I llCi\:-. l(()l)RICJll l1i' 01\ IH 1 La Reina Isabel ll interviene, o rdenando que la imagen sea devue lta a la capilla que tuvieron los trinitarios descalzos. El traslado se lleva a cabo el día 18 de abril de 1846. La capilla deberá estar abierta hasta las once los días laborables y hasta las doce los días festivos; por la tarde hasta el anochecer. Se crea también el cargo de capellán de Jesús: un sacerdote cuyo come– tido exclusivo será el cuidado de la Sagrada Imagen. De 1846 a 1895 decae el culto al Nazareno. La exclaustración de los re– ligiosos ba influido en la decadencia de la piedad en los españoles. Además, la relación entre la Real Esclavitud y los sacerdotes seculares era bastante tensa. Las religiosas de clausura poco podrán hacer en el apostolado. E l 26 de marzo de 1945, el Estado y el Duque de Medinaceli llegan a un convenio en la repartición del ex-convento trinitario de Jesús. El Duque se queda con el convento, la capilla del Cristo y parte de la huerta. Deseando servir con ello a las Órdenes religiosas lo pone a disposición de las concep– cionistas del Caballero de Gracia de 1845 a 1851; en este año, el día de Mar– tes Santo por la mañana, se hundió parte del convento, cayendo el coro que se vino abajo. El rey consorte, Francisco de Asís, les compró el palacio de Osuna en la calle Leganitos y allí se traslada la comunidad en marzo de 1851. A finales de diciembre de 1851 vienen a habitar el viejo convento las re– ligiosas agustinas, expulsadas de su convento, llamado de "Las Magdalenas". Vivieron aquí desde 1851 al 22 de enero de 1887, año en que se fueron al con– vento de la calle Orozco junto a la calle de Goya. Finalmente, las carmelitas de Santa Ana, expulsadas del convento que te– nían en lo que es hoy la plaza de Santa Ana, y después de recorrer varios con– ventos vinieron aqu í. Vivieron en este lugar desde el 10 de mayo de 1887 hasta 1889. En mayo de 1890, por temor a temibles hundimientos, hubo necesidad de derribar la iglesia de San An tonio del Prado. Entonces, los patronos que eran los Duques de Medinaceli, pensaron en poner al frente de la iglesia de Jesús Nazareno a los capuchinos, como se hizo el 8 de junio de 1895. Ese día, Doña Casilda Salabert y Arteaga, en nombre de su hijo menor de edad, el Excmo. Sr. D. Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, Du– que de Medinaceli, entregaba la capilla de Jesús a los capuchinos. E l primer rector de dicha capilla fue el P. Joaquín de Llavaneras. La co– munidad tomó posesión de la capilla y dependencias anexas el 7 de julio. Así tuvo lugar el segundo encuentro de los capuchinos con N.P. Jesús; recorde– mos que el 30 de abril de 1681 los moros les habían arrebatado la imagen de forma violenta al conquistar Mámora. Al poco tiempo, tras promover los capuchinos su devoción y el culto, la capilla de Jesús era una de las más concurridas de Madrid. Se hacía pequeña. Los religiosos pensaron en levantar una iglesia de grandes proporciones. Se comenzó a construir el convento actual que se inauguró el 2 de ago to de

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