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(4) En efecto, amados nuestros; habíamos incur- rido, y éramos por naturaleza de aquella inficio- nada masa, que por su nuevo vicioso fermento tenia corrompida á toda carne humana , enlre- gándose esta con prodigiosos pasos hasta vencer en desorden é€ inmoralidad á la brutal é infiel con- dicion de los gigantes, que en los dias de Noé provocaron é irritaron al Criador hasta el extre- mo de asegurar el Señor que le pesaba de haber formado al hombre, poenitet me fecisse eos, cas- tigando, por aquel, tambien á todos los vivien- tes sus servidores. No es nuestra voluntad ni expresion compre-= hensiya á4 todos vosotros, ni en el todo de la es- candalosa corrupcion á que la España se habia abandonado,:¿omo un fatal efecto de aquel es- píritu y viento frances inficionador , que llegó á idesnaturalizar en lo político y en lo moral á la nación mas religiosa , mas sabia y. mas heroi- ca del universo. Os debo hacer esta justicia; Vo= sotros estábais limpios ,,mas no. todos: Vosotros, como: nos mismo; profesamos ser hijos del Serafi- co padre S. Francisco, mas no todos hacíamos las obras de este muestro máximo Abraham entre los Patriarcas de la Iglesia Católica. Una prudencia especiosa y que el Apóstol llama carnal, minaba demasiado el heroico edificio Capuchinoy qual funesto aquilon serpenteaba: cancerosamente con un cierto soplo secular, que: si incomodaba á la porcion: mas. ilustre, todavia-aplacia y recrea= ba á:no «pocos enfermos , 4 los imbéciles, 4 los incautos, que fascinados con:la-lisonja entanta=