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(13) es asi, carísimos, y que nos consagramos irrevo= cablemente; tributemos, paguemos, cumplamos tan herdica y perfecta evangélica promesa ; red- de, diré á cada uno de vosotros, redde Altissimo vota tua, si no quereis ser del miserable número de aquellos infieles, que volviendo á poner la mano en el arado y mirando hácia la espalda se imposibilitan á entrar en el reyno de Dios. El militar desertor aun en la milicia secular es reo de infidencia punible; ¿quanto mas el que pro- fesó baxo las banderas de Jesucristo? Deponga- mos pues ahora con mayor fervor toda confor= midad con el mundo y sus concupiscencias ma= las: revistámonos de aquella justicia, de aquella santidad, de aquella perfeccion de obediencia, de castidad, y de pobreza seráfica que nos en- seña y manda el santo Padre conforme en todo á Jesucristo , hasta hacernos perfectos Capuchinos, es decir espectáculo grato á Dios, á los Ange- les y á los hombres, y capaces de resucitar en la Iglesia, y en el estado aquel esplendor y ulilidad que, en expresion del Ecuménico Tri= dentino, resulta, y comunican los Monasterios pladosamente instituidos, y con recta discipli- na administrados. Venid pues ya, carísimos, y congregaos con nos mismo baxo los auspicios de aquel Dios grande y misericordioso, que como á los disper- e de Israel nos reune en la Jerusalem Capu- e restaurada á mayor gloria que la de los tas antiguos. Magnificadle con nos mismo , lormadle cánticos de eterna alabanza. Prosterné-