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(8) Lord Wellington. Era poco, digo, el libertarnos el Señor de nuestros sanguinarios enemigos visibles y corporales, sino añadía la mas necesaria gra= cia de triunfar tambien de los perseguidores del mismo Dios y su santo templo, que es la Iglesia Católica Apóstolica Romana, contra la qual ases» tó primaria y ultimadamente sus tiros, y des- embaind el acero de su furor la Francia y su tirano, con todos los satélites de su impiedad, en cuyos detestables planes no tenian el último lu= gar las Ordenes Regulares, que somos los fray- les 4 hermanios. Pero, débiles son por cierto los consejos y pro- videncias humanas, que aun quando hayan apu- rado los recursos mas estudiados en la escuela de la malignante astucia, habrán de ceder y publicar su vanidad é impotencia , haciendo palpablemente notorio á la faz del. cielo y de la tierra aquella verdad infalible de. que no hay sabiduría, no hay prudencia, no hay consejo contra el Señor, En efecto, carísimos : pasados los dias amar» gos de justisima probacion, qual era necesaria en los adorables designios de Dios para purificar á los que como al religioso Tobias nos amaba: despues de haber dadoel mismo Señor facultad al Sathán , que exáminó al paciente Job , para teular y mortificar 4 los Regulares, saqueando, incendiando, y privándolos hasta del pobre hos- pedage ide sus hogares claustrales, arrojándolos á-la-calle.y abandonándolos 4 toda inclemencia: finalmente despues de haber permitido el Señor, que hasta los mas deudores ,. y acaso domésticos,

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