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ÑOS Fr. LINO DE CANTALAPIEDRA, Ex-Lector de Sagrada Teología, Ministro Provincial (aunque indigno) de menores Capuchinos de N. S. P. San Francisco , de ésta de la Encarnacion de las dos Castillas. A todos nuestros amados súbditos, salud y paz en nuestro Señor Jesucristo, Qe. Escogidos , aunque sin méritos, para presidir, dirigir y go- bernar á esta nuestra Santa Madre Provincia, desmereceria- mos la confianza con que nos ha honrado, si por un momento nos imaginásemos capaces de desempeñar las sublimes obligacio= nes que nos ha impuesto, sin una muy singular y extraordinaria asistencia del Espíritu Santo, de quien desciende todo dón per- fecto. En todos tiempos se ha creido formidable el peso del mi. nisterio que acaba de ponerse sobre nuestros débiles hombros: mas despues de unos dias tan aciágos como los que hemos vivido, y en que para castigo correccional de todo el género humano ha permitido el cielo, que las sectas de perdicion, uniendo á los pa> sados, nuevos errores, hayan sembrado la confusion y el desórden en las sociedades civiles y religiosas; seria una temeridad escan» dalosa presumir, sin los extraordinarios auxilios de la Divina gracia, dar tono y regularidad á una de las que mes han padeci- do, y contra-la que con mas enconado empeño se pronunció el furor revolucionario de los que se creyeron capaces de trastornar los Tronos, dar leyes al Santuario y aniquilar sus baluartes mas robustos. Cuando las autoridades eclesiásticas seculares y regula- res ejercian libremente su jurisdicción bajo el imperio de la ley, en que unas y otras se apoyan y sostienen; una mediana capacidad ó instruccion dirigida por la gracia comun y ordinaria de Dios, era hastante para que se hiciesen respetar , conservasen el órden y sostuviesen las observancias de la disciplina canónico-regular, contra los abusos que «por un efecto necesario de la instabilidad á o
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