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7 qerirá dificultades que avalorará el ámor propio. Mas si no que- reis olvidar las obligaciones de vuestro estado y profesion re- ligiosa , ni las promesas hechas por Dios á los que son fieles en cumplirlas, en las violencias que os hagais para resistir al ene- migo , y vencer las repugnancias del amor propio, hallaréis el consuelo, la satisfaccion y la alegría verdadera que el mundo no puede dar á sus neciós amadores , y que no niega ni sabe escasear el Señor á los que aman su ley santa, y por su amor se abra- zan gustosos con la cruz de la mortificacion, y le siguen al mon- te de la Oracion por medio de las observancias Religiosas. Acor- díos de aquellas memorables palabras de nuestro dulce Reden- tor Jesus: el Reino de los Cielos padece violencia , y los vio- lentos le árrebatan. Los violentos , esto es, los que se hacen fuer- za á sí mismos; los que no se dejan arrebatar de la fuerza del mal ejemplo, hábito ó costumbre ; los que se hacen superiores á sí mismos ; los que saben que no viven en este mundo para acallar sus pasiones, dándolas los gustos que apetecen , sino para hacer= las guerra sujetándolas al imperio de la ley, y sofocándolas en el mar Rojo de la verdadera contricion, mortificacion y peni= tencia cristiana. Orad, pues, para no caer en la tentacion. Los hombres todos tienen puestos sus ojos en nosotros, y consideran nuestras obras; los buenos para alabar á Dios si las ven con- formes á nuestra profesion, y los malos para vituperarnos si las observan contrarias. Guardáos de escandalizar á los débiles, y no deis lugar á que el nombre de Dios sea blasfemado: si se os pre- senta como dificil arreglar vuestra conducta á los enseñamientos de la ley y ejemplos de nuestros mayores, considerad la grandeza del premio que nos está prometido, y la esperanza de gozarle os lo hará todo fácil y gustoso. Ya habeis visto , que lejos de agravar, hemos suavizado el peso de las antiguas Ordenaciones. Observad las que os hemos recordado como precisas y necesarias para res- tablecer el órden , dar á todos buen ejemplo , honrar nuestra pro- fesion y hacernos dignos de la gloria. Luego que los PP. Guardianes reciban estas nuestras letras, las leerán por primera ver á sus Comunidades en el mi do y for- ma acostumbrada, dándonos aviso del recibo y de haberlo así practicado. Y despues se leerán de cuatro en cuatro meses en se- Tanga

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