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26 dre Presidente podrá hacer el Religioso lego en los dias en que 4 Jos demas Religiosos que están en Comunidades formadas se COn» cede confesarse con quien gusten. Si la experiencia acreditase que estas disposiciones no son bastantes para el buen órden y gobiernode dichos Conven. tos y consuelo de los Religiosos que hayan de morar en ellos, se añadirán otras segun que lo exijan las circunstancias. Lag presentes han sido aprobadas por N. Rmo. P. Vicario Ge, neral, como consta de su Oficio dirigido en 11 de febrero del corriente año. Sin embargo de que al parecer se previene en estas Ordenga ciones cuanto se ha creido oportuno y conveniente para que los Padres Presidentes y Religiosos que los acompañen sean útiles á los Pueblos en que están los Conventos de su Presidencia, sin conocido perjuicio suyo; no obstante si se consideran bien las obligaciones de un Capuchino y las circunstancias en que se le pone, se advierte luego que nos tendria mas cuenta abandonar del todo los Conventos que no podamos ocupar con el número de Religiosos suficiente para que en ellos se observe nuestra discipli. na regular. Nuestras leyes , usos y costumbres están en oposicion con el nuevo método de vida que tienen que observar necesaria mente. Y no resultando á nuestra Corporacion otro interés de esta disposicion, que la conservacion de dichos Conventos, crees mos menor mal consentir que padezcan éstos algun detrimento, que exponer á nuestros Religiosos á que olviden las obligaciones de su profesion viviendo sin el freno de las observancias de la disciplina regular propia de nuestro instituto. Sin embargo esta- mos dispuestos por nuestra parte á conformarnos con lo que dis- pongan y determinen las superiores autoridades. Padres y Hermanos Carísimos, de poco ó nada servirá que hayamos recordado, prevenido y dispuesto cuanto despues de dias tan malos como los pasados, y en la situacion que nos vemos, he- mos creido convenir para restablecer en nuestros Conventos la disciplina regular y ser-útiles á los Pueblos sin perjuicio de vues- tros propios intereses espirituales y de nuestro buen nombre, si vosotros no correspondeis ú fines tan saludables é interesantes. El demonio enemigo declarado de nuestra verdadera felicidad su-

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