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20 pues éstos. Cuando por algun motivo extraordinario se detuviesa aloun Padre Predicador para que diga la Misa despues de las diez, al dia siguienté la dirá cuando el Prelado ó antes; y se le dará el desayuno de chocolate, y lo mismo deberá practicarse con los que salgan fuera del Convento á algun pueblo inmediato para celebrar ¿atm cuando no sean Predicadores. Están concedidas algunas dispensas , ó exenciones de Coro 4 los Predicadores cuando se preparan ,-ó están en actual ejercicio de predicar , y es justo que las disfruten cuando hay número come petente de Religiosos que digan el Oficio divino enel Coro; mas cuando no hay éstos, deben asistir aquéllos en cuanto les sea po. sible. Si se excusasen de hacerlo, los Prelados no les encargarán sermones, ni consentirán se encarguen de predicarlos. Por esta razon cuando no puedan quedar en el Convento los Padres nece» sarios para cumplir con el Coro ; no se encargarán los Prelados de enviar fuera á ninguno. En casos extraordinarios de llamarlos para oir de confesion 4 algun moribundo , ó de decir la Misa par. roquial donde no hay absolutamente quien la diga, los Preladós dispondrán con juicio y prudencia lo que mas conveniente les pas reciese. Cuando en el pueblo donde está el Convento sale solo el Con- fesor para asistir 4 algun enfermo ó moribundo, se restituirá des- de la casa de éste al mismo Convento, sin pasar á ninguna otra ca- sa bajo ningun pretéxto de negocio; pues no es decente ni deco foso al mismo Religioso andar solo de easa en casa. Los Prela- dos celarán este ptinto , pues si sabiendo que hay excesos no los corrigiesen , serán ellos mismos castigados. Toda diversion, por honesta que sex, puede hacerse: crimi- nal por las circunstancias que la acompañan. Si el juego de los ñaipes, por ejempló') “no estuviese tan expuesto á los inconve- nientes de la iñiinoderacion y á los peligros del interés no le hu. bieran prohibido! nuestros mayores y antecesores cón precepto formal dé sañta obediencia. Desde: nuestros primeros: años en la Réligión hemos cido declamar á varios Religiosos contra este pre- cepto prohibitivo, por suponer que” pudiéndose impedir los exce- sos de la ifrmoderacion sin ligar las conciencias con mas precep- tós que los dela regla; deberia permitirse dicho juego de naipes como se permite el de damas y chaquete. Aborrecemos la imposi- cion de nuevas cargas ; pero no queriendo tampoco abrir la puer-
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