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(26) envia en busca del Venerable, él conoce interiormen- te.lo que se ordena con respecto á su persona, y obra la maravilla de hacerse invisible, de suerte que ni los pudieron hallar aunque pasaron por donde iban, ni adquirir noticia alguna de la mucha gente que encon- traron en el. camino5 ¡qué asombro, Señores! Mas no son estos:los superiores renices de su es- píritu profético. Lo quemas ensalza su mérito es aquella multitud maravillosa de: conocimientos con Que fue iluminado su gran entendimiento. Aqui , Se- ores , yo lo confieso, y sería temeridad no confe- sarlo, aqui es necesario nuevas espresiones ,: nuevo idioma, nuevo espíritu que sepa dar todo. el peso que es debido á los celestiales favores que recibió del cielo. Espíritus angélicos, soberanas inteligencias que pesais el fuego del santuario, é iluminados de aque» la ciencia deifica conoceis el inmenso fondó deaque= la infinita Magestad ante quien estais, á vosotros toca seguir desde aqui el panegírico de Fr. Diego. Haced ver desde este sitio que yo ocupo indigna- mente aquellos éstasis maravillosos , «aquellos, vuelos -de espiritu, aquellos raptos ,.. aquellas visiones inte- : lectuales,, Éj imaginarias , y aquellaíntima y delicada union con Dios, pues á mí me faltan las voces para esplicar tan celestial avenida de gracias y favores. Porque ¿4 qué fin el empeñarme en esforzar razones y proponer: ídeas de unas cosas que mi el ojo vió, mi oyó el oido, ni cupo jamas en el corazon- del lombre ? ¿para qué tratar. de unas materias que: se- gun el grande Apostol de las gentes ha puesto Dios á losm igoroso entredicho , y na les «ho h: blar"< de ellas? ¡qué tropel de reflexiones ! pero :-mpc insta, y se me concede poco. H1abels; vi rados motivos que le asisten 4 esta Jer madre , para llorar áun ijo que tan fiel- edeció por las prácticas de las virtudes y qu da honró con su sabiduria,

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