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A o $ o 1 p v 3 S , v 5 (20) do entiende el amor de esta virtud en los corazonés que un sin número de personas hacen voto de guar- darlas ó encerradas en los claustros ó en las estre= checes de sus: casas. Yo veo finalmente que á este fin macera ¡su carne, poro todos. lados y de todas mane- ras. En-el verdor de los años, en las canículas de las «pasiones , como .en la edad mas abanzada, no observareis mas que silicios espantosos , cadenas de fierro, lágrimas amargas, Ayunos rigorosos, vigilias continuas. El año lo repartia:en siete. Ulea con lo, que. casi. todo lo ayunaba. Tomaba descanso su gano de noche , o ro muchas era arri- ado poe p os stos en forma de cruz : los dias que alargaban su vi | ven para prolongar su penitencia, y no gusta de vivir sino «para padecer ¿qué:otró pecador «por enorme que. baya sido copió en sí, ó Jesus. mio, en su arrepenti= miento, mas propiamente la imagen de vuestros do-- lores? David llora , se ciñe de' silicios, cubre sú ca= beza con ceniza y con razon ¿pues la tierra humedeci- da aun con la sangre de Urías sacrificado por: ocul- tar,con el homicidio el adulterio, le ofrece un moti-- voeterno y poderoso de lágrimas y arrepentimiento. ¿Mas un alma tan inocente requería á caso una vida tan austera? Er. Diego, á quien solo acusa la concien= cia de lá mas leve fragilidad de sus virtudes mis=. mas , que en su juicio nunca llegan á suao per». | cion: sí e se de cobiiúsicon un y que le yalda y pecho de puntas de acero tan sutiles como agujas, siendo necesario que su director mo- derase los rigores de su mortificacion. Mi Venerable hermano supo reunir maravillosa.
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