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(7) rable tu hofartidencia? No: no | de tu justicia; callamos como. en otro:tiempe el Profeta, Quoniam tu fecistis porque tú asilo orde- nastes, y á tu voluntad nada puede resistirse. Besamos con respeto la: mano poderosa. que asi nos atribula y aflije: sometemos nuestras espaldas al azote pater's nal que descarga sobre ellas, y que tan merecido tié-= nen nuestras reiteradas culpas: pero al mismo tiem=- po ( perdonadnos , Señor, por vuestra bondad infini- ta) lloramos amargamente nuestra funesta desgracia y desamparo, se llena de tristeza y amargura nuestro corazon al considerarnos destituidos de tan poderoso bienhechor, ¡y las lágrimas haciendo surcos en nues- tras mejillas son un testimonio auténtico de nuestro dolor por su pérdida. Judá e jjebusaleo lloran con razon y. lHorarán muchos. dias nuevo Josías cio arbecha e la reli- gion y á el estado; pues el Rey, nuestro soberano, ha perdido en él el mas fiel vasalio , la república el mas leal ciudadano, la iglesia su mas fuerte columna, mi capuchina reforma su mas obocavene:pratee ; y la religion toda el mejor cristiano... 0: :. ¿No podeis negarme, oyentes, pa soloal oir el Suse e Diego de Cádiz focmais una idea la mas alta de todo lo magnífico , todo lo heróico, todo sescelente que se puede practicar en los caminos ár» virtud y santidad. Y o por lo que á mi to- ca, lo conte ue cuando allá: dentro de mí mismo llamo:4' exámen cuanto he advertido, y se me ha co- municado de ilustre, de admirable y portentoso en la vida y hechos insignes du este hombre 4 rodas luces grande, no sé por donde principiar á elogiarlo: mil con- fusas ideas se dejan ver por cualquiera parte que se es- tienda el compas para delinear sus grandezas; y formar el panegírico, aunque fúnebre, que pide el heroísmo graude de Fr Diego. Aun en globo mil preciosos co- lores se: descubren en el basto«lienzo. de su preciosa rn in DAA Mr ao e

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