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20 su amargura; ¿tendrá fin esta desolacion?3 perderé del todo mi esperanza? ¡ah! nada ménos... Ea medio de mis aflicciones , en mi mismo cautiverio me acorlaró de las antiguas misericordias de mi Dios y en ellas esp-raré (1. Basta, enjuga ya ó Sion tu llanto, pues ha llegado el tiem- po de tu visitacion. Contigo está ya el-mismo que adora bas, ea quien pusiste tu confianza, Alza tu cabeza, enhies- ta tu cuello que no volveráná conculcarte los incircuncisos é inmundos: renovad pueblos” vuestra antigua devocion» pues el Señor va á renovar sus antiguos prodigios (mm. Yo la veo no solo renovada sino aumentada con la solemnidad presente; mucho puede, todo lo allana el e- xemplo de los príncipes: si el Señor no necesita de ellos para hacerse adorar , exige de ellos el buen exemplo para que le adoren sus pueblos : la providencia ordina- ria es que sean los examplos de los príncipes los que éX- citen la piedad del pueblo. ¿Quién hizo á Isrrael fiel á su Dios sino el exemplo de $ús reyes piadosos ? ¿quien prevaricador sino el escándalo de los impíos? | ) a y quanto el exemplo que V. M. da en este día ecentará en el pueblo la devocion que ya tenia á esta | efigie! Veo ya de antemano á los que vienen 4 implorar su proteccion Hen os de devota teraura repa— saudo en su memoria las circunstancias de éste dia: ellos vendrán diciendo en su interior; pesta misma cues- 2. P— y (1) lerem. the. yv. ver. (2) ls. c. 52.

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