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o de o o e p 113 . t e . e +. N ñ $ . 7 J 3 7 y WEA 1 Al | | ñ 1 o Ñ o 0 o Ñ 6 La gloria de Dios promovida. La devoción del pueblo aumentada. La prosperidad del reynado de nues- tro augusto monarca confirmada son los justos motivos de nuestro gozo en la solemnidad presente. . Soberano Dios sacramentado. En esa ostia purísima y consagrada se estan renovando sin cesar y con toda realidad los. misterios del sepulcro que nos presenta es- ta imagen vuestra que hoy es el Objeto. de nuestros cul- tos. Concededme la gracia que- hable: digna nente ella en vuestra presencia, Sc. Ave María. > tits PRIMERA PARTE. Procurar la mayor honra y gloria de Dios es el fin principal á que deben atender los reyes y príncipes en el desempeño de sus grandes obligaciones: esta es aque= lla piedad que siendo en todos segun el apóstol: util para toda obra buena (1), basta ella sola para: “formar un principe cabal y perfecto. No por otro principio se Amaro en Isrrael los Dayides, los Salomones, los Ezequ y Josías sino, por esta piedad que los gober= 5 a : ea nab a iodo sus acciones y empresas. Ella fué la que hizo sus nombres recome Y s 4 la posteridad y y por la que merecieron los elogios. que les. tributa el Espí- E Di ritu santo. No, jamas se sienta esta virtud en el tro- a is >. QT Thim. e. 4.

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