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4 librado de todas ellas, sentado en el trono que soló po- dia disputarle la mas infame y descarada perfidia, pro= mueve esta solemnidad : son las augustas personas de los serenísimos y amabilísimos infantes , compañeros insepa- rables de los trabajos de vuestra: magestad, y que ahora tan justamente lo sou de sus glorias: es la: grandeza no ménos excelsa que piadosa que rodea á V. M.: es este fidelísimo y devotísimo pueblo 4 quien). ademas de su antigua devocional santísimo: Cristo del Pardo, atrae el amor y deseo de acompañar á su querido rey Fer= nando : es,digo, todo esto lo que presenta á mi ima- ginacion renovado en este real sitio: aquel dia tan ce- lebrado eri los fastos del pueblo escogido. Nada falta por cierto á este dia para hacerle igual y aun superior á aquel, y la historia del reynado de V, M. no dexará de pintar con vivos colores este rasgo: de la Piedad y religion: que reside en su real ánimo. Pudiese yo cooperar con mi voz á que en todo fue= se grande la solemnidad que aquí nos congrega: mas ¿como poder igualar objetos tan grandiosos como me circundan ? ¿donde podré hallar ideas para formar un discurso que á lo ménos nosirva de desdoro á la ma- gestad del puesto que ocupo? en donde ?...... ya lo veo: ya se me presenta la: oja donde encuentro escrito lo que debo anunciar. Esa misma piedad , «Señor, que con- duce á V. M. á los pies de ese divino Simulacro es la que imperiosamente me manda que consulte los afec