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- DEL PROPOSITO DE LA ENMIENDA. 7 Y su consecucion; sino que abraza todos los medios que pueden conducir 4 su logros y. quando no lo hace, no es una voluntad decidida, es solamente una veleidad, una ilusion, una quimera. Pensad esto seriamente, pues por la falta de eficaciacnlos propósitos se hacen muchas confesiones malas , nulas y sacrilegas. Suponed que cl Minis:ro de la penitencia pregunta á los que se conbie- san lo que Jesucristo al Paralitico del Evangelio: Vis sanus fieri? ¿Quieres sanar de tus vicios , tus pecados y tus desórdenes? Luego responde sin detenerse: Sí quie- o. Mas si este Ministro del Señor no fiándose de sus res: pcia que siempre han sido las mismas en sus confe- siones anteriores, y nunca ha llegado el tiempo de la en- mienda, les manda separarse de tales concurrencias, privarse de tales familiaridades, renunciar á tales com- pañias', huir de los.tcatros, de los bayles, los juegos y los toros: rescindir tales contratos injustos , reparar ta= les daños que han causado, reconciliarse con sus pró- ximos enemistados, no entrar jamas en la taberna, ni en la casa de su perdicion: si el Ministro de Jesucris- to cumpliendo con su obligacion les precisa á vestir con . honestidad, 4 no gastar mas de lo preciso para pagar -con los prudentes ahorros á sus legítimos acreedores, 4 aplicarse 4 la oracion y á la mortificacion de su cuer- po : si para rescatar el tiempo que han perdido, y.edifi» car al próximo a quien han escandalizado , los obliga á frecuentar los Sacramentos.en los dias mas festivos, a la leccion de buenos libros, y a la visita de los en-

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