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66 e DOCTRINA - IV. ¿Se dará esta firmeza de propósitos en aquellos pecado= res que en el mismo dia de su confesion, ó poco desa pues, vuelven al vómito de sus culpas, reinciden en sus E vicios, y pasan la vida en un círculo criminal de pez cados horrendos y malas confesiones? ¡Valgame Dios! ¿Qué responden los bebedores que se sumergen en la - embriaguez casi todos los Domingos del año? ¿Qué dis. cen los deshonestos que pasan la mayor parte de la vi. da atollados enel lodazal de la impureza? ¿Quánto tiem» po há que los maldicientes habituales ofenden 4 Dios, y escandalizan al próximo con su mela lengua? Desde niños. ¿Quántas veces se bam confesado? Muchas. ¿Y ha habido maldiciones y juramentos en todas? Pocos ó mu- É chos, si Padre, en rodas. Pues hijos mios, ¿y el propó. sito firme de la enmienda ? Ese en realidad en ningu= na: lo deciamos con la boca al Confesor; pero el cora- zon lo desmentía. ¡ Infelices reincidentes ! Sacrílegas son por cierto vuestras confesiones. Tales son tambien por falta-de este mismo propósito las de todos los enemis- tados y rencorosos: las de todos los injustos que no han É restituido los bienes agenos: teniendo proporcion para restituirlos: las de todos los calumniadores que han des- ; acreditado con sus falsos testimonios las honras y famas de sus próximos: las de todos los que 4 cada hora pror= sumpen en palabras torpes y abominables, ó mantienen amistades impuras por mucho ticmpo , 4 pesar de los gritos de su conciencia , de los consejos y mandatos de los Confesores , y de las exhortaciones y “amenazas

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