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ME A A z de . a des Je ad k ] E, A E une E = as DEL PROPOSITO DE LA ENMIENDA. 61 mismo insulto que haria'un vasallo rebelde, que vinic- ya 4 implorar la clemencia de su Soberano, y al mis- mo tiempo le dixera , que 4 pesar de aquellas sumisio» nes se hallaba con ánimo preparado á tomar de nuevo las armas contra él en la primera ocasion. No lo dude: mos , Carísimos oyentes mios: nila atricion ni la: con= tricion del pecador pueden ser buenas , ni sobrenavu- rales , ni agradables 4 Dios , si el propósito de la en= “mienda no las acompaña. Por esta causa el Santo Conci- lio dice-de úna a otra que son un dolor de Jos pecados unido 4 la resolucio pS nde no volverá cometerlos. Con- tatio de peccato commis- SO , CUM proposito non pecaañil de cetero. Esta reso- lucion firme , universal y eficaz de no pecar en adelan- te: esta determinacion verdadera y efectiva de la vo- luntad , puede muy bien conciliarse con la desconfian= za de 'NOSOLTOS mismos, con el conocimiento de nues tras flaquezas, y recelo de los grandes apuros y tribu- laciones en” que nos podemos hallar en el tiempo fu- turo de nuestra vida. ¿Cómo así? Escuchada con atencion. eE SS EERNOn e . En el alma del hotibre hay dos potencias muy di Meis en sí mismas y en sus actos , el entendimiento y la voluntad: al primero le pertenece conocer las co» sas, dividirlas, unirlas, compararlas, entender lo: ver+ Bldero y lo > falso, lobueno y lomalo, lo prohibido y lo mandado: a lasegunda la toca querer ó no querer lo que el entendimiento la propone: amar ó “aborrecer lo
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