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58 - DOCTRINA IV. | virtud , por mas ásperos que sean , por mas repugnan= tes que se presentefi 4 la naturaleza corrompida por el pecado , y por dificiles que aparezcan en la práctica no extrañaria yo que atemorizado el pecador , que por algun dilatado tiempo vivió esclavo de sus desórdenes, exclamasc de esta manera : ¿Qué hombre , si se co noce 4 sí mismo , al mundo en que vive , y los per versos exermplos que le rodean , podrá sin mentir al Espíritu Santo formar ese propósito 2 ¿Cómo un hom= bre pecador que lleva su alma en el barro deleznable. de su cuerpo , lleno de pasiones , impelido de fuertes apetitos , acometido de las tentaciones del cd | y metido cn medio de un mundo lleno de máximas perversas , de costumbres y estilos delincuentes , y de. exemplos seductores y malignos , si no es un teme- rario y presuntuoso , «podrá contar con su seguridad y con la firme permanencia en la virtud 2 ¿ Cómo yo, que toda mi vida he sido carne , seré, cn lo que me resta vivir , un hombre de mármol , de pedernal ó de bronce? Quando yo , como San Pedro en la no» che de la Cena ,me hallase en la situacion fervorosa que él se hallaba de sufrir la muerte mas cruel ántes: que negar a Jesuchristo , ¿quién podrá responder del por venir ? ¿Quién 4 vista de la caida de aquel Após- tol en aquella misma noche , blasonará de su firmeza? ¿Quién podrá preveer las circunstancias terribles en que puede uno hallarse quando ménos piense ? ¿Quién contará con su perseverancia en el bien? Yo, Pa-

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