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56 : DOCTRINA: Ut. | he explicado. Mirense en fin las circunstancias en que se halla el corazon, y de esta suerte se pedrá juzgar sabiay rectamente desu dolor, confiando entónces- en Dios sin atormentarse inútilmente. con. perpetuas desconfian» zas de sí mismo; pero no:sin aquellos prudentes y bien ” fundados temores qne nos manda tener la Santa Escri= tura, aun despues de perdonado el pecado, aj y Dios eterno, en quien creemos, en quien espera= mos, á quien temcmos,.y amamos; concédenos por los méritos de la pasion y muerte de Jesucristo que pasemos del estado de principiantes en la virtud, al de perfectos y. fervorosos en ella : de aquel estado.en que. se hallaba balanceando San stin entre los atracti= vos de la gracia y el incentivo de las pasiones: de. aquel estado en que por una parte le gustaban las instrucio. nes de San Ambrosio, la leccion de los santos sino Aai | y el buen exemplo de varias personas de.su edad;y por otro lado su voluntad de hierro le inclinaba con E + peso de sus cadenas hacia los vicios: haced, 'Scñoms que pasemos de aquel estado de debilidad y. cos ncia, en que con Álipio se reprehendia y animaba. mutua». s mente en los primeros movimientos de la graciá que empezaba á trabajar sobre su corazon; 4 iaatado de fuerza y de vigor, de salud:y robustez en que «se hallaba: San Pablo: quando desafiando. al cielo yá da tierra, 4 la espada y las persecuciones, 4 la vida y 4 - la muerte, estaba seguro que nada podria separarle de la caridad de Jesucristo, en quien vivia, en cuya cruz
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