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DEL DOLOR DE CONTRICION» 53 de la tierra, pese mas en su estimación aquella que éstos 3 y. esté: resuelto 4 perder todos los bienes tem- porales , ántes que la divina gracia ,cuya pérdida sen- tiria mas que la de todo qnanto tiene. Este es, ama- do pueblo mio, el dolor esencialmente necesario para recibir:la gracia en el Santo Sacramento de la Peniten- cia, y nadie hay que se halle imposibilitado 4 tenerle, y que no pueda con la asistencia de la divina gracia. formarle en el fondo de su corazon. Pero mo vivais persuadidos.4: que para tener este. Jalon son necesarios esfuerzos , vigilancias y cuida- dos. Son ciertamente ne os, y muy grandes. No importa ménos este sincero dolor que una entera y uni- versal mudanza del corazon, de suerte que en fuerza de su eficacia aborrezca lo que ántes amaba , y ame lo que aborrecia: ha de tener una perfecta y univer- sal detestacion de toda culpa: ha de ser en una pala- bra, un corazon todo. muevo. ¡Ved qué sacrificio de sí mismo supone tan: | le mudanza ! ¡Qué esfuer- zo! ¡Qué victoria ! Qué EsioÑ de sus pasiones ! ¿Y podrá ser acaso fruto de una reflexion vaga y pasage= ra3.6 de algunas palabras dichas como por costumbre, aunque en la apariencia devotas2 Yo confieso que las operaciones de la gracia en el corazon humano no de- penden del tiempo, ni se deben medir por los instan= tes sus exercicios; pero tambien es cierto que la gra- cia no obra sino con peso y medida. Tiene sus cami- nos para insinuarse en el alma, y. sus grados para acre-

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