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DEL DOLOR DE CONTRICION. 49 bir la gracia eu él Sacramento de la Penitencia. No permita Dios, hermanos mios, que esta doc- trina os aterre , espánte, desaliente € induzca 4 la deses- peracion. Solamente las almas mundanas que jamas han conocido ni se han aplicado a considerar lo que cs una ofensa de Dios, podrán desalentarse y aturdirse , pen- sando que exige Dios demasiado de un hombre misera- - ble ; solamente las almas sumergidas en los sentimien- tos de su propio amor: almas disipadas, distraidas, acostumbradas á no meditar las grandes verdades de la religion sánta que, mn pot ser las quese disgusten, las. que: extrañen la doc sde insinuar. Pero dadme , como > decia San A dadme una alma amante, y sentirá lo mismo que yo digo : dad- me una alma que anie á Dios: una alma llena del espíri- tu del crstianismo: una alma como la que debemos | tener, y vereis si hay. obstáculo , dolor , tormentos y: muertes que anteponga al dolor que la martiriza quan do conoce que ha ofendido.a Dios. Acordaos de los ilustres penitentes de que hice: mencion. en-el princi pio , y tocarcis con todos los sentidos esta verdad; un: David humillado en la presencia de Dios, y bañando su mesa y su lecho con las lágrimas: un-San Pedro cubierto de confusion y vergiienza, y llorando amar- gamente: tina Magdalena postrada á-los «pies de Jesu- cristo , livandolos con sus lágrimas ;-enxugíndolos con sus cabellos, y manifestando - su corazon «entre mil suspiros: veamos, digo , si estos Santos: dc bd _ TOM+ IV. G

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