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DEL DOLOR DE CONTRICION:. q1 y que le agenció el perdon de sus pecados, imitó dicho= samente aquel Publicano que en el templo de: Jerusa- len , pegado su rostro con el polvo, y sin atreverse 4 Jo vantar sus ojos al cielo , clamaba al Señor , y le decia: Apiadaos,, Señor, compadeceas de este pobre pecacor. Esta misma conduxo a los brazos de su padre y á su an- tigua amistad al hijo Pródigo, que conociendo y abomi- nando sus extravios , le pedia un favorable acogimiento: ésta hacia derramar á San Pedro amargas y perennes lá- grimas por haber negado 4,/su Maestro : ésta hacia cla= mar áls er derribado del caballo, de movia la A ñorIO querer que yo haga? Esta n mismacanes A la arrepentida Magdalena el mas público perdon de los pecados, pues lorándolos 4 los pies del Salvador , me- reció oir aquellas palabras de tanto consuelo para su al- ma: : Muger , vete en paz: perdonados te son tus peca- dos. Esta icósttician: esta pena, este dolor que el alma p> pecado contra Dios, es tan necesario «para la justificacion del pecador, que jamas ha acontecido perdonársele 4 alguno sus pecados sin él, nien la ley natural, ni en la ley escrita, ni en la Hi Así lo Trento, quando dixo: Fuit autem quovis tempore ad im- Petrandam veniam peccatorum bic contritionis motus ne- cessarius: y como ella es. por institucion divina una par- te necesaria y esencial del Santo Sacramento de la Peni- -tencia, debemos procurar hoy explicarla para la mayor TOM. 1V. F h nió. con terminantes palabras el Santo Concilio de

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