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: Bl > 4.4 A A ” DE LA QUINTA: DOMINICA» 427 mia, y hacia todas las demas funciones de los hom- - bres. Estos y otros prodigios tenian á+ la vista sin po- der negarlos; y. sin poder hallar fraude; mentira,:mi. doblez :en las: palabras del «Señor: su doctrina era sana, pura y verdadera: su conducta benéfica; santa é irre- prehensiblé. Nadie podia con verdad argiirle de algun - pecado. ¿Y qué debian, concluir de “aquí? Que” era el - Mesías prometido en la ley: que en él se habian: veri-. —ficado,-é iban verificándose tódas las profecías que le -— habiananúnciado: que era llegado precisamente cl tiempo asigoado para:su venidasy que como tal debian recono» cerle y seguirle , obedec rle y amarle. Esto era lo justo: esto les dictaba. la razon; pero la: pasion de .la envidia, del ódio- y-aborrecimiento que tenian, al Señor, ¿qué les dictaba2:Qidlo;, y asombraos. Juntáronse en ua com cilio ea Jerusalen:los Pontifices', los Fariseos, y los hont= bres mas distinguidos de la ciudad, y- dixéron: Quid facious? quia bic bom> multa signa facit. ¿En qué. pen: - SAMOS respecto:á Jesus Nazareno ?¿Qué; hacemos? ¿Qué resolucion tomamos? Ese hombre hace tantos prodigios, - que todo el mundo le sigue. Si este asunto no le resol- vemos de. una vez , presto.nos. quedarémos solos , y £n- — tónces vendrán los.Romanos, y;acabarán con.nosotros. No. entendeis las cosas, dixo Caifas, que cra Sumo Pon- tífice aquel años vosotros no habeis pensado que es me- nester que fhuera un hombre por la salud de todo el pueblo: es mecesario que muera Jesus para que no pe- - sezcamos todos. Esta ilustre profecía no la dixo Caifas HHH 2 A S | y a E E AS A E A AS

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