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DE LA PRIMERA: DOMINICA» 36 9 tiguos , y proporcionándole nuevas- ocasiones ,-al fin aquel hombre otras veces fragil, vuelve 4 serlo volun- tariamente ahora, y consintiendo en las: malignas. suges- - tiones peca de nuevo. Entran entónces en su triste al- ma todos aquellos malos espíritas , y se ve por último mas malo que lo: que habia sido en su. principio. Et fúnt novissima. hominis illius pejora prioribus. Así le - acontecerá 4 esta pésima. generacion, conclaye dicien> do su divina Magestad. | pujadas cp adoniramos €enadas palabras y he- | reed un rcaiciidoi bidla cu. el conocimien to de los pensamientos mas ocultos de los hombres: un prodigio de presciencia en la cierta inteligencia de los “acontecimientos futuros; y un prodigio de-la maledicen- cia, de-la envidia, de la ceguedad; y de la impureza de - aquellos hombres. Tienen tantos prodigios 4 la VISta, ¿y - piden al Señor que haga'un prodigio? ¡Notable cegue- - dad! Conozcámoslos nosotros , y aprovechémonos de ellos, ya: que los judíos ni los en ni A de ellos alguna "utilidad. | | -—Paréceme, amados mios, que: conta tdo claridad - vemos en las palabras del Señor la dificil conversion de un deshonesto. Vemos que quando alguna vez le dexa el espíritu impuro, es por poco tiempo, como desgra- - dadamente se experimenta» Dominado «de su pasion, vuelve en breve 4 sus impurezas, prosigue sumergido en ellas su triste vida; y le halla envuelto: en ellas la TOM, IV, SAA S E o y e il ;

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