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336 DOMINGO VI. ma y del infierno, Muchas veces la visitaban los San. tos Angeles por mandado del Señor, 4 quien ella tan tiernamente amaba: muchas veces levantaban su alma bendita en éxtasis soberanos, para que empezase á gus. tar, aunque de paso, los inmensos bienes que Dios tie= ne reservados en su Gloria para los que le temen y le aman; y muchas veces, finalmente, fué asegurada de la posesion de su eterna felicidad , y cerciorada del dia fixo en que, desarándose su alma de las prisiones del cuerpo, volaria al descanso eterno. Llegó por último este día feliz, y en él por ministerio: de los Angeles” fué trasladada á un oratorio, dos-leguas distante desu gruta , donde se retiraba San Maxímino, de cuyas ma- nos recibió la sagrada Eucaristía. Confortada Magdale» na con este pan de los Angeles, robustecida con'la caro ne virginal de aquel Cordero de Dios,. que quita los pecados del mundo, y abrasada en fervorosísimas an- sias del mas finoy puro amor de su Dios, entregó su espíritu en sus benditas manos, y subió su alma dicho- sa á gozar el premio que era debido 4 sus lágrimas, pe: nitencias y virtudes. En aquel mismo oratorio fué en- tertada, y en él fundó: la devocion de Carlos 11. Rey de Sicilia una magnífica Iglesia, dedicada 4la misma San» ta, con un convento de Religiosos Dominicos, 4 quienes el mismo piadoso Monarca quiso hacer depositarios de tan precioso tesoro. Venéranse las reliquias de la Santa sobre el altar mayor dentro de- una. urna de pórfido; regalo del Papa Urbano VIH. y fuéron trasladadas allí

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