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| DE: QUARESMA» 329 — dalos y movida Magdalenade las maravillas que oía con- gar de aquelgran: Profeta; le fué 4 oir por curiosidad. Alumbró la gracia su entendimiento , penetró su cora” zon, y en el mismo instante concibió tanto horror de sús, pecados que no dilaró un solo punto la penitencia. Mar= cha 4 su casa, interiormente movida del divino llama- miento, y arrojando sus:galas, se postra en tierra delante de Dios, que-la muestra en un momento,todos sus des- Doleies tantos deseos impuros, tantas miradas libres, tantas palabras indecentes, tantas modas escandalosas, | | col res corrompidos, tanto olvido desu alma, y tanto. menosprecio de Dios. ¡O Jesus de mi corazon! ¡Cón qué ojos tan compasivos mirariais a la | Magdalena llena de tan saludable confusion por los pro- vechosos remordimientos de su conciencia! ¡Con quánto agrado la: escucharias reprehenderse á-sí misma yy €X- dlamar: ¡infeliz de mi! ¡qué grande ha sido miceguedad! ¡Toda mi vida ha sido un texido.de. maldades, y hasta -ahota:no: las he conocido debidamente! ¿Quien me ha Abierto los. ojos? ¿Quién me ha sacado de las espesas ti» nieblas que me rodeaban? ¿Quién ha de ser sino aquel - amable Jesus que da vistaá los ciegos: aquel pastor ca- ritativo. que anda: buscando las ovejas descarriadas de Istael2 Yo le he visto, le he escuchado, y me ha.robas do toda el alma. ¡Qué palabras tan. dulces y afectuosas! ¡Qué presencia tan amable! ¡Qué bondad ! ¡Qué mi- sericordia | ¿Aíx!: jPreciso es que. su: paciencia sea inf- - Níta., pues nola ha superado mi obsrinacion ! Elme ha TOM. 1V. TT
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