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DE QUARESMA. 327 ciéron á la verdad poca merced á su reputacion , siga- do su pasion dominante la de parecer bien y tener mu- chos cortejos. Ya la infeliz Magdalena no pensaba mas - que en divertirse : las galas , los perfumes, las joyas mas exquisitas , los paseos, las conversaciones , las amistades , los juegos , los bailes y demas placeres de la vida eran su' Única “ocupación ; y tanto abusó de su libertad esta jóven inconsiderada , que en breve ticm- po se alzó con el nombre de la muger pecadora. Mu- ler que erat in civitate peccatrix. Ella era, dice San 5 > Agustin, una dama muy famosa 3 pero de muy mala fama : Vidistis in'civitate mulierem famosám , mala utique fama. He aquí ya verificada á la letra la me 'lancólica profecía de sú hermana Marta. Ya la: infeliz Magdalena es un borron de su familia , es «ruina de las almas y escándalo de la ciudad. Mulier que erat in ci- -witate peccatrix.. Su hermosura se ha convertido en seclamo del demonio; sus palabras en contagio de las gentes, y sus costumbres libres y desahogadas , son el asunto de las murmuraciones del pueblo: Mulier. que erat , Sc. siendo lo: mas sensible que mi ella reparaba, en sus desórdenes, ni reflexionaba «sobre el faral estra-, go de sus escándalos. ¿Pero lo conoceis vosotros? ¿Ha- beis pensado alguna vez seriamente sobre la espantosa deformidad de este pecado? Yo creo firmeiente que 4 pocas reflexiones que hubierais hecho; -hallariais en él. poderosos motivos para derestarle, y que evitariais cuis dadosamente en adelante el cometerle por la suma di-

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