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ye _DE-QUARESMA. 319 los asuntos la edificante Parábola del hijo Pródigo , como nos la refiere el Evangelio? Decidmc: ¿qué frutos pro- duxéron en vuestras almas? ¿Quántos vicios se arrancá- son? ¿Quántas virtudes se plantaron en vuestro corazon? ¡Ay señores! Muchos y muchas de los que entónces me escucháron , ya pasáron al tribunal del Omnipotente, pude recibirian el premio Ó castigo BOI á Ii - Otros y Otras, que entónces concurrióron , dol no asis- ten; y hoy concurren otros que entónces no asistióron. ¡Valgame Dios! ¡Y qué revoluciones se experimentan en pocos años en un puebló! Pero mirad , amados mios, la perpetuidad de la fé, y la duracion eterna de la divina palabra. Mudan de Soberano los imperios: se trastornan los reynos, pierden hasta el nombre las pro- vincias , se arruinan las casas, se disminúyea. las fami- —lias, desaparecen los hombres , todo se acaba; pero -no la palabra de Dios, que Qurárá eternamente: Ce- Jum, et terra transibunt , verba autem mea non prae- teribunt (1): La palabra de Dias es hoy anunciada como én los primeros siglos dela Iglesia: el Evangelio que hoy predicamos es el Evangelio mismo de Jesucristo , el que predicáron los Apóstoles á los primeros ficles , y el que de padres 4 hijos por una no interrumpida sucesion ha llegado hasta nosotros. Esta palabra de Dios ha sido siempre la que ha confundido al impío , aterrado al li- bertino , y tronado contra el vicioso : ella ha animado (1) —Matihí e. xx1v. v. 35:

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