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DE QUARESMA.» - 306 mantenian estrecha correspondencia. En los. principios se portaba nuestro jóven Pródigo con un proceder tan noble , con una grandeza de alma tan firme, que asoms - braba 4 sus amigos ,, y. 'ponia.en confusion 4 aquellas - damas. Su crianza', su honradez y su razon. natural no podian sufrir aquel estilo bárbaro é inculto de buscar in- mediatamente que entraban en la tertulia los caballe= os cada uno su pareja, ni que retirándose á un lado de la sala mantuviesen en un tono sumiso una larga - conversacion , sin hacer mas caso de los.demas concur- Ñ E rentes que si fueran unos troncos. No pudo contencr- se un dia nuestro jóven, y manifestó francamente su des» agrado a uno de aquellos caballeros; pero este instruyéÉn- _dole a fondo en las leyes, usos, reglas ó costumbres de los cortejos , muebles, estrechos, intimos, frecuentes , Ó de qualquiera modo quese les llame, le dexó tan asom- brado que jamas habia llegado 4 creer nuestro Pródigo que baxo aquella máscara de amistad se pudieran ocul- lar tantos pensamientos infames, tantas palabras tor- pes y tantas acciones inmundas. Se asombraba, repito, de que hubiese madres tan ciegas, padres tan descui- dados , maridos tan sufridos que permitiesen en su casa | os concurrentes tan perjudiciales y. malignos. | Pero ¡Ó perversidad de las malas compañías, dig- na de llorarse con lágrimas de sangre!¡0O fuerza del mal exemplo, que así atropellas y arrastras las prendas | mas apreciables y más dignas! Nuestro jóven Pródigo, que hasta entonces habia abominado una conducta tan TOM. IV. 54 QQ

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