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. DE LA MUERTE DEL JUSTO Y DEL PECADOR. 259 cerdotal. ¡Qué consuelo! ¡Qué gozo tan perfecto - quando todos digan: Oblivioni tradite sunt angustie - priores! Ahora conocemos el précio de los trabajos, de - las tentaciones , y de las tribulaciones padecidas por peris Ya se han pasado"los ayunós, los silicios, las. disciplinas, las negaciones de la propia voluntad, las wigilias, la pobreza; las persecuciones , , y todas las - demas fatigas de la vida religiosa: ya no nos acorda= mos de ellas , sino del premio que con ellas hemos me- —recido, y que por ellas vamos á recibir de un Dios justo, de un Dios lleno de piedad y de clemencia. ¡O - qué bien lo pasan en la muerte los que llevaron una vida virtuosa! ¿Cómo podrán morir descontentos los que viviéron como Santos? O qué situacion tan dicho- ml ¡Qué sosiego ran apreciable innundará sus almas! - ¿Cómo podrán sentir el dolor de la separacion de todo Ñ lo terreno aquellos 4 quienes la memoria de lo pasado Está coasolando con la segura esperanza de lo celestial? No, carísimos oyentes. El dolor, la pena, y los dos de dexar la tierra , solamente los experimen- un los que la “amaban , los que tenian el corazon en ella, y no pensaban en el cielo. Siccine separat amara -—mors? ¿Es posible , dirán , ó muefte amarga, que así nos separas de quanto apeteciamos sobre la tierra? _¿Asiznos arrojas en un sepulcro para pasto de gusanos, - despues de habernos robado las riquezas , desnudado delas galas , despojado de nuestros empleos , y sepa- tado de nuestros placeres , y de nuestros amigos y pa- KK 2

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