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DE LA MUERTE DEL JUSTO Y DEL PECADOR, — 245 rando del recobro de su salud, resolver qu se le ad- ministren- los Sacramentos, y que disponga'sú testamen- to. ¡Pero ay dolor! ¿Qué esos qué órden podrá po» per en sus haciendas y asuntos , á veces.obscuros, em» Ss brollados y pecaminosos , un «triste enfermo , lleno de dolores, con una memoria débil, con un entendimiento confuso que con nada acierta, y solo desea que no- le incomoden con preguntas repetidas y embarazosas? ¿Có- mo aclarará sus cuentas? ¿Cómo desenvolverá los asun- E 10s complicados? ¿Cómo expondrá las partidas omitidas? ¿Cómo resarcirá los daños ocasionados? ¿Cómo decla- rará lo que en justicia c orresponde:4.cada uno? ¿A la -. muger, 4 los hijos , 4 los amos, 4 la oficina, al Rey, A la Iglesia, ó 4 sus ministros? ¿Cómo, en una palabra, hará debidamente su testamento? ¡Ay Dios! ¡Quántas mnulidades contendrá! ¡Quántos pleytos se seguiran! ¡Quántos daños se quedarán sin resarcir) ¡Quántas du- das sin aclarar ! ¡Infelices aquellos que dilaten el arre- glo de sus asuntos y la disposicion de.sus bienes para da hora de la: muerte! Le harán decir lo que los asis- tentes quisieren; ó escribiran que dixo lo que ellos de- —sseaban que dixese. Y por término y colmo de su des- gracia hará:una confesion Sacramental tan nula como su testamento ;,. tan mala como su última: disposicion, y recibiendo el adorable Sacramento de la Eucaristía con un corazon: corrompido porel pecado, pondrá el sello 4 su: eterna: repróbacion. ¡Qué desámparado se eráel triste pecador en la hora de la. muerte! ¡Nada

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