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224 SERMON: IV. dexa endurecer, privandole, por sus terribles y secre. tos juicios, de «aquellas misericordiosas gracias con que se convertiria. Estaes la causa porque el pecador, pri» vado. de aquellos remordimientos que estimulan á salir. de las culpas, se está quieto y seguro en ellas, sin a car ningun remedio á su enfermedad; y aún lo peor es, que llega a estimar el pecado de tal modo, que se alan > ba de él, y mo contento con pecar en secreto , procede en lo exterior con ruidosos escándalos y abominacio: nes: se quita la mascarilla, y teniendo por cosa de es- a píricus apocados el qué dirá el mundo,.se chancea, se A desvanece con sus desarreglos , haciendo profesion de vivir sin religion alguna: la libertad de la voluntad ar= rastra al entendimiento, y se llega con serenidad hasta el sacrilegio, hasta la impiedad y hasta la blasfemia: se llega 4 disgustar de las mas asentadas máximas de la religion, 4 dudar de las verdades mas constantes de la fé, y a filosofar de un modo enteramente ageno de un corazon católico... e | EA . ¡O amados oyentes mios, y qué sentimiento para mi corazon es ver como va cundiendo en nuestra Es- paña la infidelidad ! Las mas de las personas creen como -4 medias los misterios de la religion, y otras los ponen E en duda. Se hallan ya entre nuestros compatriotas li- bertinos declarados, que razonan y deciden en las:mas altas materias con la mas insolente temeridad: que tie- nen por mérito disputar de todo: que se precian de no. ercer como el vulgo, y propalan máximas abominables:

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