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166 e SERMON Il. | de'en nosotros tanta tibiéza, tanta frialdad y una im sensibilidad tandañosa? ¿Tenian ellos otro Dios que nosotros? ¿Esperaban otra recompensa que nosotras) ¿Temian otros castigos que nosotros? ¿Eran mas peca dores que nosotros? ¿Su fe no es la nuestra? ¿Sa Igle. sia lá misma quela nuestra? ¿Sus preceptos los nuestro? ¿Su ley la propia que la nuestra? ¿Las gracias que ellos tenian , no nos las está dando tambien 4 nosotros e Señor, por las santas Escrituras, por los venerables Sa cramentos , por la divina palabra, por sus inspiraciones, E sus Angeles y sus ministros? Pues si somos de la: misma naturaleza que ellos: si tenemos los mismos socorros que ellos, si no nos interesa nuestra salvacion ménos que 4. ellos: ¿cómo no vivimos virtuosamente como ellos? ¿Cómo no somos perfectos como ellos? ¿Sam- tos como ellos? ¡ Ay! ¡ Ay! Yo no dudo repetirlo: nm pensamos como ellos en la eternidad; y ved ahi elork - gen de todas nuestras desgracias, y la causa:mas princi pal de no imitar su vida y sus' virtudes. Ciertamente decia el padre: San: Agustin, el que piensa en la eter nidad, y no hace penitencia, ó no tiene fe ó ha per didoel corazon. O.«eternitas, qui te cogitat nec peni- tetyvaut certe fidem:non babety aut si babet ,cormn babet (1)T ¿No veis, carísimos oyentes, coma era una verdad indisputable que ningun otro pensamiento nos era mas útil para llorar los pecados pasados, y satis facer por las: culpas. APRRRRATSS ménos2... e « (1) 'S. Abs ia Sóliloq; + +: ;

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