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DE LA ETERNIDAD. | 159 otro: amar á aquel, y aborrecer a éste. Esto mos ense- ña la fe: esto nos predica el Evangelio: esto. mismo nos dicta la razon. Quando-un vaso está lleno de. un licor, no admite nueva cantidad de otros licores : si es» tá lleno de vino , ya no cabe el agua: si ésta le lena, no tiene lugar el vino: Tal es el corazon del hombre, Es como un altar , en qué si se le da:culto al idolo Dagon , ya no encuentra en él sirio proporcionado: el arca del Testamento del Dios verdadero : es como un vaso de limitada capacidad , que si le llena el pensa- miento de los años eternos, ya no tienen cabida cn el las cosas temporales: grandezas de la tierra , placeres de los sentidos , empleos brillantes, hermosuras; rique- zas 5 todo se mira desterrado de aquel dichoso corazon; todo le es despreciable en comparacion de una grandeza que jamas se verá humillada , de unos honores que nunca se acabarán , de unas riquezas que serán perpe- - tuas, de unas hermosuras siempre nuevas y siempre eter- -nas5 pero si el corazon está lleno de las vanidades del siglo, ocupado en los afanes del siglo , y enredado en los lazos y cadenas del siglo , no dará lugar 4 que fe» ao le ocupe el pensamiento de la-crernidad. -—Preguntad á San Gregorio sies cierto lo que digo, y preguntadselo a la experiencia de cada dia. Supongar mos a un hombre gravemente enfermo en una' cama; dice el Santo , y que haya pasado la: mayor parte-de su vida en:los trafagos y afanes del mundo : hablémos- le de la eternidad: digámosle caritativamente::+1 Señor,

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