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DE LOS PADRES DE FAMILIA. 135 ran para ver tantos otros niños y niñas inocentes como uncs Angeles , por haberles dado Dios unos padres yir- ruosos é 11 reprehensibles? Todos claman que el luxo ar- ruina las casas , que empobrece la nacion, y enerva las buenas costumbres de los jóvenes y doncellas ; ¿ pero por qné no buscan su origen en el mal exempl> de sus macres? ¿Por qué no clamaban , por qué no gri- tan , que un mo quiero comprarte ese vestido : no: quie- ro que te le pongas”, dicho con entereza y resolucion por su padre , remedia todo el daño , que no pueden evitar las declamaciones de los Predicadores , los conse- jos de los Confesores , ni las providencias del Gobier= mo , que desca dar actividad á las fabricas nacionales, recargando los géneros extrangeros? ¿Qué ha de ha- cer la hija si ve a la madre con una ansia insaciable por vestir a la francesa, á la inglesa , 4 la egipcia , y 4 la turca Ó musulmana? ¿Supiéron nuestras madres estos términos , y otros incomparablemente mas raros y extravagantes? No. Porque los ignoráron nuestras abuclas. Ellas vestian trages costosos en dias determi nados , es verdad ; pero eran trages que. despues: de, servirlas á ellas toda la vida , quedaban en buen estado para sus hijas y sus nietasi ¿y ahora quánto duran?! Si llegan a dos ó tres meses ; ya es cosa antigua, ya nadie los usa , ya hay otras modas mas del dia y-mas recien- tes. Y de aquí, ¿qué es lo.que se sigue? ¡ Ay tristes! Vosotras no lo reflexionais. Además de la depravacion de las costumbres , que es lo mas sensible, se sigue

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