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DE LOS PADRES DE FAMILIA. 125 los hombres : sois en-esto dignos de elogios pero si omi- tís el sembrar en sus tiernos corazones las semillas de la virtud: si vuestras instrucciones solo se dirigen 4 lo tem- poral, y nunca 4 lo espiritual y eterno, ¿ quién os librará de la ira del Señor , y de vuestra perdicion y la de vues- tros hijos? ¿Quién será tan insensato que no repita con San Pablo: ln boc non laudo.? Y si vosotros por vuestra personal ignorancia no podeis enseñar 4 vuestros hijos, ¿por qué no los enviais a las escuelas públicas, ó les pro- porcionais maestros particulares? Y si en vez de instruir- los vosotros en la divina ley, Ó procurar que otros se la “enseñen, sois los primeros maestros de la maldad, ¿a ¿dónde llegará vuestra condenacion? Si los cnseñais á ju- rar, 2 maldecir, 4 murmurar , á ser deshonestos, á robar la hacienda agena, á menospreciar los superiores politi- cos eclesiásticos y militares, á pisar las leyes divinas y -humanas,. ¿ quantos infiernos se irán multiplicando en ¿vuestra eterna perdicion? ¿Quáanto ménos infelices serán «aquellos padres que jamas tuviéron hijos, que los pa- dres fecundos en familia , y estériles en su educacion? -¡O qué cargo tan formidable para los padres, que son, como decia San Bernardo, los testigos de las acciones de sus hijos , y los maestros de sus costumbres (1)! -. SEGUNDA. Mas yo quiero concederos , amados oyentes 1 mios, e (1) Eos et magistros vite habent ¿ et testes. S. Berg. de Oria. - Wite , Cc, Jl AA Li ad

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