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O DOCTRINA IT, rencia, respeto y devocion debemos formar sobre - nosotros la señal de la santa cruz; y el segundo, qué accion tan reprehensible sea la de aquellos ma= - los Cristianos, que en vez de cruces forman unos círculos viciosos sin atencion y sin Órden. Es indu= bitable', decia Tertuliano en su excelente apología de la Religion, que siempre que el cristiano con= servase en su memoria lo que su diviao Maestro pá- deció en la cruz por nosotros, pondrá todo esfuer- zo y Cuidado en recoger sus distraidos pensamien= | , tos. Pondrá en la boca, decia San Juan Crisósto- mo (a), toda -precaucion y vigilancia para no des- lizarse en palabras que puedan ofenderle, si no que todas se dirijan 4 bendecirle y alabarle. Cobrará. valor su pecho, 'decia San Ambrosio (b), para que todo quanto hiciere pueda ofrecerlo al Señor como - un agradable servicio, sirviendo esto 4 nuestras al= mas de inexplicable consuelo en todas nuestras ne cesidades. Si queremos acertar el camino para que el Señor nos las remedie todas, decia San Agustin” c), supliquémoselo humildes por los infinitos méritos de su santísimo Hijo Jesus puesto en la cruz; los quales siempre que nos persignamos le presentamos á su di- Vina Magestad. Pero todo esto pide ciertamente una grande atencion , reverencia y respeto al formar so= bre nosotros la señal de la santa cruz, que es la pri. inéra reflexion que á corta aplicacion del esptritu se nos presenta en vista de lo explicado... ¡Pero qué distantes sé hallan de pensar y pa tan piadosamente los que entrando en' la iglesia, y istrando cón vista libre y descompuesta. quanto pa en ella, se acercan 4'la pila del agua bendi- y tomándola sin respeto, sacuden los dedos hácia | o S, jomn. Chtisost hom. 79 (b). S. Já ad Rom, | S. Augustin. in Psalin. e ]

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