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CONTRA EL JUEGO. 325 - paplicada con todas sus potencias 4 observar las -—pvueltas de una carta, que no haya de tener cuida- »do que la fixe tanto como el juego: la noche suce- »de al dia sin que lo eche de ver, y las horas se pierden con la salud , el bolsillo y la probidad. ¿A »dónde llega un alma toda embebida en las cartas? » Creo que con el jugar se entorpece, se envilece, ny Hega á ser como un animal que no sabe mover » mas que manos y ojos.” | Cada dia oimos gritar que los que.se dedican á la oracion y mortificacion viven poco; ¿pero quánto viven, pregunto yo, los tahures? Concedamos que la mortificacion cristiana fatigue el cuerpo, y ex- temúe su lozanía y demasiado verdor : sia embargo sabemos que San Pablo , primer anacoreta , hombre -—mortificadísimo, llegó á ciento y trece años: San Antonio Abad á ciento y cinco: San Francisco de Pau- la á noventa y seis; y otros hombres penitentes han llegado á la mas avanzada ancianidad. Contad= me un solo jugador de profesion que haya llegado4 esta edad. De hecho quién les acorta la vida sino el juego, que no les permite pasear, actuar la comiz da, reposar con sosiego , dormir tranquilamente ? No lo dudeis, señores: quanto antecede al juego quan- tole acompaña, y quanto le subsigue , todo es muy £ propósito para disminuir la salud , y abreviar la | vida. 3. La ruina de las familias es el tercer exceso del juego. Y cierto , la casa mas opulenta , los cau- dales mas quantiosos, los muebles mas exquisitos, | todo es poco para un jugador de profesion. En un : a dia, en una noche expone, arriesga, pierde lo que costó años de sudores 4 sus padres. ¡O manos crue- les, exclama San Cipriano (a), armadas para su mis- : (a) Lib. de aleatur. : De, A
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