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320 DOCTRINA XXV. llevar una. vida conforme á las obligaciones que con. traxéron en el sagrado bautismo , se acostumbran desde sus mas tiernos años á. apetecer inmoderada- mente los bienes agenos , exponen con frecuencia su pureza á muchas manchas, que ocasionan las perso. nas que las rodean en los juegos, debilitan la: pie. dad , destierra la modestia , y siguen las costum- bres, estilos y prácticas del mundo, por mas con- trarias que sean á la sana moral del Evangelio,4 la santa ley de Dios y á la doctrina de Jesucristo, - Como este desórden no los envilice delante de las gentes, ántes los coloca en la clase mas distin. guida y mas visible del pueblo, que es la que mas frecuentemente delinque sobre el particular : como por otra parte se persuaden á que cumplen las obli= gaciones de la sociedad , creen no tener nada que temer delante de Dios, y que estan seguros en con= ciencia , sin embargo de que viven habitualmente entregados á este desórden del juego. Esta espanto- sa ilusion pretendo desterrar con la presente doctri- na , haciendo ver con evidencia el mal que hay en el juego, y prescribiendo los: remedios para evitarle, Ved aquí todo el asunto. Excesos que se hallan en el juego. Este es el mal. Vosotros lo vereis en la pri- mera parte. Sábias precauciones que se deben tomar . para evitar estos excesos. Este es el remedio. Lo es- cuchareis en la segunda parte. Quiera Dios nuestro Señor que todo ceda 4 mayor gloria suya y bien de nuestras almas. Así lo espero por la intercesion de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, - con cuyo patrocinio voy á dar las pruebas de las dos verdades que acabo de proponer. se -

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