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270 OO ¿DOCTRINA XX. 150: signacion. Continúe esa persona. en la oracion. llegará 4 decir eon el Santo Job: yo deseo, yO. pido á Dios que sigan estos males, que permanezcan to. das estas aflicciones: este sea mi mayor consu que no me alivie el Señor:como 4 otros siervos sua yos, sino que me castigue aquí como piadoso padre, y no me guarde el castigo para despues en la etera nidad , como riguroso juez: Et. hee mihi sit consos latio, ut affligens me dolore non parcat (a). ¿No veis ya, señores, coma .con la oracion o solo llevamos con paciencia y conformidad los trabajos , sino con alegría espiritual y con gozo? Pues dela misma suerte podriamos demostrar , si el tiempo nos lo permi= tiera , la necesidad de la oracion para la práctica de la humildad, de la mansedumbre, de la caridad, y todas las demas virtudes. Pero no necesitais que yo. me dilate mas en este asunto. Poned la vista en tantos cristianos irreprehensibles que hay en vues= tro pueblo, y vosotros mismos quedareis persuadi=- dos de esta verdad, que si ellos son humildes, cas- tos, laboriosos, mortificados y caritativos, lo des ben-á la oracion. Si ellos huyen de la impureza, abor= recen la ayaricia, detestan la ambicion , y abomi= nan la soberbia , la envidia , la injusticia y todos los demas vicios, 4 la oracion son deudores de tanta felicidad. Si ellos cumplen las obligaciones de cris- tianos, y los deberes de ciudadanos: si son buenos padres de familia, buenos amos, buenos comercian- tes, buenos labradores, buenos menestrales, bue- nos oficinistas, todo es efecto de la buena oracion en que se exercitan. En suma la oracion es nece- saria porque la manda Jesucristo, porque nosotros la hemos menester para huir el vicio, y practicar la virtud, y porque sin ella seriamos unos hombres (a) Job, cap. vr y. 10. a e EE meo po 2 hue »- id E E ae Pa a O «YA 3 ] Clas pa O 0 e id A > A e ER E

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