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266 DOCTRINA XX. Pero aunque estas autoridades de los Santos Pa. dres sean muy respetables , y nosotros debamos de. _ferir 4 ellas como que fueron de unos hombres sá. bios y virtuosos eminentemente : unos hombres que sin interés temporal suyo nos enseñaron «una doc trina pura , santa, verdadera y sublime: unos hom. bres que practicaron lo mismo que enseñaron, y que diciendo y haciendo fueron justamente llamados hom. bres grandes en la tierra y en el cielo; con todo eso deben ser para nosotros infinitamente mas venera. bles las palabras pronunciadas por el mismo Jesu. cristo, Dios y Hombre verdadero. Este dulcísimo y amable Salvador, conociendo que nosotros éra. mos unas criaturas. concebidas en pecado , hijos de ira por naturaleza , inclinados al mal desde nues. tra misma adolescencia, y que nada podiamos ha- cer para conseguir nuestra felicidad eterna de que fuimos privados por el pecado de Adan , y nuestras propias culpas personales; y que hasta el mismo querer el bien, hasta los mas ligeros movimientos hácia la virtud, habian de ser un don de sus mise- ricordias , las derramó con abundancia sobre nues tras pobres almas, dexándonos el remedio de la ora= cion para salir de todas nuestras miserias. Pedid, dice el Señor, y se os dará: buscad , y hallareis: llamad , y se os abrirá; porque todo aquel que pi: de recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá : Petite, et dabitur vobis: querite, et in venietis: pulsate, et aperietur vobis: omnis enim quí - petit , accepit; et quí querit , invenit , et pulsanti, aperietur (a). Palabras divinas que deben llenarlos de un sólido consuelo y una espiritual alegría, en- medio de nuestras tribulaciones., debilidades, tens taciones y miserias: palabras que al mismo tiempo (a) Luc. cap. m1. v. 9 et to.

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