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264 DOCTRINA XX, deis, señores:.en proporcion de vuestra oracion eq. minará vuestra conducta. Si nada haceis de Old= cion, nada tendreis de cristianos mas que el nom. bre: si haceis mucha y buena oracion, buena será vuestra vida, y- vuestras costumbres exemplares edificantes. De tan suma importancia es el asunto que vamos á tratar, Demos pues principio pidien= do á Dios á imitacion de los Apóstoles, que nos enseñe á orar, y nos conceda el don de la oracion "por nuestro Señor Jesucristo, y por María Santisi. ma, con cuyo amparo voy 4 demostrar la necesi. dad de la oracion que acabo de proponer por asunto de esta primera doctrina. : ar Para conocer desde luego, y aun demostrar has. ta la evidencia misma, la necesidad de la oracion; no tendriamos que hacer mas que repetir con la divi. na Escritura, que si la tierra está desolada de vir- tudes no es pof otra causa sino por falta de oracion: Desolatione desolata est omnis terra : quia nullus est qui recogites corde (a). Si el mundo se pierde or no hacer oracion, como dice en. estas pala= has el Espíritu Santo, cosa clara es que debe- mos aplicarnos á ella si no queremos perdernos con los mundanos. q0 e De la misma suerte podriamos demostrar con Santo Tomás , San Agustin, San Basilio y otros Pa= dres (b), la necesidad de este santo exercicio, dl- ciendo quelo que Dios ticne determinado dar á las criaturas desde la eternidad para conducirlasá la bienaventuranza eterna, que es el dichoso fin para que Dios nos crió, lo dá y cumple en tiempo por medio de la oracion; y que en este medio tiene li - (a) - Jerem, cap xm. v. 11. (b) Div, Thom. 2 2. quest. 83. art. 2. S, Agust. lib. 2. de sermon, dominic. cap. vi, S. Basilius. ia ¿ Julit. mart, - 0 E qn »
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