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244 “DOCTRINA XVIII. | tua requiram (a). Vuestra alma responderá de todóg * lós males que él hizo, y de todos los bienes que dexó de hacer, y que los mas dignos hubieran hecho, y no hicieron por vuestrá culpa. Vuestra alma respon- derá del pecado contra Dios en desobedecer sus dez yes: del pecado contra el público en menospreciar — sus intereses: del pecado contra los mas dignos en énervar sus deréchos: del pecado:contra Jos mismos á quienes favorecisteis por 'exponerlos “4 una infalible ruina; y del pecado contra note nlenios: en con» denar vuestra alma. Bella moral, direis acaso Vosotros. itincamtd se tratan las; materias en la especulativa ;-¿ pero quién las reduce 4 la práctica? El mundo no lo hace así. Preséntase la pieza vacante, bállase ocasion de que valgan los empeños, y de hacer obrár todos los re= sortes de la ambicion en favor del hijo, del domésti= co , del amigo. Pues á ello, que no se necesita espe z rar mas. Tal es el uso del mundo, Ya lo sé,. señores, ya lo sé. Mas por eso Jesucristo dió su maldicion al mundo: Ve mundo! Poreso mismo declaró en su Evan- gelio que serian pocos los escogidos: Wee mundo! Por eso dificultó tanto á los. grandes y poderosos del mun- do su salvacion: Ve mundo! - Alegad enhorabuena quantas máximas, corruptelas y costumbres del mun- do os agraden: jamas prescribirán contra las leyes divinas que prohiben la aceptacion de PELA en la distribucion de los empleos. E ¿Pues qué hemos de hacer para caminar segu- ros sobre un asunto tan intrincado? Diré lo: que'al- tance, y pienso me mueve el espíritu de Dios; ¿Te- neis poder para distribuir empleos? ¿Teneis acepta- cion, valimiento Ó crédito Po con quien los dis- E Ezech, e, 1. y. 18. So SE EE

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