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DE LA OBLIGACION, «XC. 241 ficationem., non in destructionem (a). Debe emplearse en servir, en asistir, en socorrer, y en santificar al próximo. ¿ Y qué el desórdené infelicidad universal que reyna pot no'observar la caridad y justicia. que prescribe la divina ley, no será pecar contra el pú- blico? ¿ Quién puede negarlo? CR 3.* + Dixe en tercer lugar que el mal dispensador de los empleos pecaba contra los que tenian mayor mérito, quando. los: conferia 4 los ménos dignos; y esta es una verdad,que no necesita de «prueba, bas- ta -solo formar un por menor ligero para llenarnos de espanto. Que esté un hombre de bien entrete- nido en una oficina , llenando dignamente quanto se . - le encomienda,y como abeja solícita y cuidadosa for- mando el panal de su mérito por el.espacio de quatro, de ocho, diez, 6 doce años, y que despues vea. que un jóven díscolo, un ocioso, digámoslo con el tér- mino propio para seguir la metáfora, un zángano se venga á aprovechar de la dulce miel que el otro habia trabajado: que le usurpe la plaza vacante, 6 entre en la 'oficina: on pension: y :opcion á la prime- ra vacante, solamente porque -es hijo, es pariente Ó recomendado de un amigo. Que un militar va- leroso exponga su vida en servicio de su Rey: que pase los años en vigilantes centinelas, en expedicio- nes arriesgadas, hecho el blanco de las balas, espa- das y bayonetás: que tenga su cuerpo cicatrizado y lleno de las señales gloriosas de su valor, y al pun- to de lograr un decente retiro, en que descansen aque- -Mos miembros que sostuvieron el estado, se le ade- lante un entremetido, un mal hombre, un contraban- dista, cuya vida ha sido un perpetuo robo de los -justos derechos que el Rey exíge, y que en concien- cia estamos obligados á pagar. Que en una uni- -- (a): Epistor, Pauli ad Coriat. cap, Xi v. 8, TOMO £. HA

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