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DE LA OBEIG. DE LOS HIJOS, Sic. 201 4 lo ménos; y así lo practicaron ¡EROS antiguos Pa- Esa vpo Isaac, Jacob, Joseph y otros. RA, El tercer premio es darles auxilios y repetidos fa- bes espirituales. Así lo dice la santa Escritura : la piedad que tuvieres con tu padre, nó se olvidará, y en el tiempo de la tribulacion se acordará Dios de tí; y como en el dia claro y sereno se deshace el yelo, así «us pecados serán deshechos. El quarto y mas principal premio-es la vida aber na que Dios tiene prometida á los hijos obedientes, como lo dice San Pablo: esta obediencia y piedad tie- ne segura la promesa de la vida ahora y para siem- _ pre. Consideren los buenos hijos. si con premios tan admirables pueden muy bien animarse 4 cumplir su ion. Pero los hijos rebeldes y desobedientes tiemblen quando oyen decir al mismo Dios en sus santas Escrituras: al hijo rebelde, y que maldixese á sus padres, quítesele la vida, y fáltele la luz en la hora - tenebrosa de su muerte. Verificóse esto en Absalom, que por haberse rebe- lado contra $u buen padre David, le quitaron la vida en lo mas floreciente de su edad, traspasándole el co- - razon con tres lanzas, colgado por los cabellos en una encina. Sea maldito el hombre que no honrase á su pa- dre y á su madre, dice tambien el Señor, y á esta mal- dicion diga todo el pueblo , amen. Pero oid con aten= cion lo que mandaba su Magestad en el capítulo XXI, del Deuteronomio+: si algun hombre , dice, tuviere al- gun hijo contumaz y protervo , que no se sujetase al imperio de sus padres, llévenle estos á los ancianos y jueces , diciéndoles como aquel mal hijo no quiere oir sus consejos , dándose todo 4 vicios y embriagueces; y entonces todo el pueblo dele la muerte á pedradas, para que se quite aquel ramo escandaloso del pueblo, . y todo Israel tema los castigos de su Dios. Hasta aquí el sagrado texto, en que aparece bien clara la justa TOMO 1. cc
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