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ll _mente en las misiones, es muy desu divino agrado que ésta, no solo en aquellos que la oyeron, mas tambien en quantos puedan tener noticia de ella, se conserve para que se perpetúe su memoria.,No hablo de todos los. pre- dicadores y misioneros ,.ni ménos de todos los sermones y misiones quese.predican; porquenotodos somos los que de- beinos ser en la conducta de nuestra vida , ni todos predi- camos lo que y cómo se debe predicar. Desgracia es esta, cuyosirreparables daños , que 4 ninguno dexan de ser no- _torios , on dignos de llorarse con lágrimas de sangre, “como indubitablemente los llorarán no pocos en la eter= nidad. Hace Vm. en esto lo que enseñó el divino Re- dentor á los,Apóstoles, quando despues del milagro de la multiplicacion de los cinco panes, les mandó que re- Cogiesen los pedazos que habian sobrado, para que las _turbas no los desperdiciasen. Aquel pan odon Blente multiplicado por el Señor, y distribuido por EDS. toles por órden de su soberano Maestro, significaba el místico y sobresubstancial dela divina palabra que anun- cian , y con que instruyen á los pueblos los ministrosevan- gélicos enviados para,ello , y puestos, por su Magestad en la Santa Iglesia , para que nunca fálte en ella 4 sus hijos este necesarísimo espiritual sustento. Grande es el exem- plo que en esto nos da Vim,.:4 los Sacerdotes; porque hace lo que á nosotros, en cabeza de $us Apóstoles , ¿nos pre- viene el Salvador 5 ordenando 4 ellos ,. y no 4 las turbas, que recogiesen los, ffagmentos del pan sob rante, para enseñarles, y enseñarnos, que 4 nosotros.es á quien cor- responde conservar.como en d epósito la c iencia de la fé - y de las divinas verdades, para propagarlas por todo el mundo, aunque los que las oyen de nuestras bocas las ol- viden, las sufoquen , ó las desperdicien (a). Por eso tE- z ! ' dy DA o + dd 144 nemos mucho que agradecer 4 Vm,.los Sacerdotes, los pre- dicadores, y los fieles todos, porque con su piadoso y (a) 5, Joann, Chrisost. hom. ya. ia cap. v1. Joana, 2 he > - e a 2 >